Siempre fui de esas niñas a las que jamás les intereso ni los muchachos, el maquillaje, pintarse las uñas, vestirse bien, bisutería y posteriormente ir de antro y esas absurdeces, perdón trivialidades; yo era más bien muy tranquila y de cierta manera me gustaban más los juegos de niños (aunque también jugaba cosas de niñas), y por si fuera poco mi fenotipo no me ayudaba mucho que digamos; eso de ser pequeñita y muy delgada, además de los brackets y los lentes ya se imaginaran (toda una looser para los demás, pero lo bueno que yo siempre pensé: ¡Que se vayan mucho a la Ch&ng@d@!!!). De pequeña ni siquiera me dio por peinar a mis barbies , y que yo recuerde jamás jugué a la mamá, yo solía jugar a que eran empresarias o se iban de aventureras; una vez me compraron una lavandería para las barbies (la lavadora y la planchita funcionaban de verdad ¡Wow!!) y yo jugaba a que era un negocio (si lo se, siempre fui rara); incluso mi madre me hizo inscribir a un curso de imagen y personalidad, y pues de que aprendí algo, aprendí; de que lo aplicara ya es otra cosa.
Llevo apenas un año desde que conocí al Sr. Maquillaje, eso de las guardias en especial en pediatría no deja nada bueno. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer… Fue un día como cualquier otro durante mi duro año de internado (es un año completo donde los estudiantes de medicina, asisten solo a un hospital y donde rotan por diferentes especialidades para poner en practica sus conocimientos y adquirir más, primordialmente en el área practica, pero lo que no te dicen es que prácticamente serás el esclavo o dígase también "gato" (porque te tocan todas las tareas desagradables y tediosas que nadie haría). Pues donde a mi me toco es en un hospital militar (si de wachos, esos de firmes YA!!), y bien si los beneficios es que ahí si eres doctor, claro que es muy difícil porque tienes muchas responsabilidades y haces muchísimas cosas que en otros hospitales no te lo permiten, pero además sigues cumpliendo con ese papel de gato. Ya había logrado terminar más del primer semestre triunfalmente, me encontraba en pediatría (que es la especialidad que se encarga de tratar a los niños), que por llamarlo así es el infierno en vida (por eso dicen al menos en ese hospital que cuando acabaste pediatría terminaste el internado, porque no hay nada más difícil y pesado), ese día por lo menos logre dormir 2 horas (que ya es mucho decir), me desperté, me levante como siempre con un dolor de espalda y toda entumida, me dirigí al baño, prendí la luz y ZAZ!! Ahí estaba enfrente de mi la cara de una persona desconocida, sumamente hinchada de la cara, con unos ojos mapachescos y unas grandes bolsas que en mi vida había notado y ahí fue cuando me di cuenta que era demasiado, así que lo primero que hice saliendo del hospital fue dirigirme a comprar un corrector, y así fue como todo comenzó…
Claro que después eso del corrector casi se convirtió en vicio, y poco después compre mascara para pestañas, nada más para ver "que tal estaban esas cosas", lo que le siguió fue un poco de rubor y así sucesivamente. Siempre creí que entre otras cosas (como salir mucho a las fiestas, tener novio, pintarme y arreglarme que para ciertas personas son normales e incluso "propias" en una joven), yo nunca usaría maquillaje, ¿Para que? y mírenme ahora (hipócrita yo, o más bien es que uno no debe hablar de lo que no conoce.
Lo único que puedo decir es que actualmente he aprendido un poco más acerca del tema, con decir que incluso me compre unas brochas (benditas sean!!!) que si bien no son las mejores ayudan muchísimo. Por otro lado en lo que se refiere netamente al maquillaje también he avanzado bastante, incluso me compre unas de esas sombras de la marca "MAC" que debo decir que son buenísimas y te duran todo el día y tienen muchos colores y son tan lindas (ejemmm... ya me salí del tema), así mismo con mucho trabajo aprendí a delinearme los ojos. (bueno, como dios me dio a entender). Y pues lo primero que hice como era una neófita en el asunto, fue comprar un pequeño estuche con sombras más o menos baratas para practicar jeje. Con razón dicen: "Nunca digas nunca".
"NUNCA digas NUNCA y tampoco digas para SIEMPRE ,
pero dime que me quieres como NUNCA y para SIEMPRE".
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